Thursday, March 27, 2008

Ptah

PTAH
Ptah fué el dios de Memphis (Mennefer), la antigua capital política de Egipto. De hecho, en el Reino Nuevo (1550-1070 a.C.), su templo allí establecido, Hewet-ka-Ptah (Mansión del espíritu de Ptah), dió el nombre a la región entera y es finalmente el origen, vía Grecia, de la misma palabra Egipto. En los Textos de las Tumbas y en documentos de la era Ramésida hay referencias a Ptah como siendo el responsable de la formación de los dioses y del sol y de la maduración de la vegetación.
Pero aun más temprano, en el Reino Antiguo, se desarrolló totalmente la naturaleza de Ptah como un artesano supremo y su Alto Sacerdote en Memphis fué llamado “el más Grande de los directores de artesanos”. En el reino de Ramsés II (1290-1224 a.C.) encontramos que el dios Ptah se une con la deidad Ta-tenen. El nombre Ta-tenen significa “la tierra que comienza a ser discernible, la tierra elevada”, en otras palabras, discernible de las aguas primordiales.
Se representa a Ptah como un hombre barbado que lleva un gorro y vendado como una momia. Sus manos surgen de las envolturas delante de su cuerpo y sostienen el cetro Uas o Was (con cabeza de fénix), símbolo del poder; un Ankh símbolo de Vida y un Djed, la señal de estabilidad.
El fue aclamado como “el gran Dios que vino a la existencia en los primeros tiempos, Padre de los padres, Poder de los poderes, Padre de los principios y Creador de los huevos del Sol y de la Luna, Señor de Maat, rey de las Dos Tierras...”
A menudo se lo veneró junto a los dioses Seker y Osiris, y se le rindió culto bajo el nombre Ptah-seker-ausar.
Se lo suele ver parado sobre el plinto que es parte del nombre jeroglífico de Maat y que fue usado como una regla por los maestros canteros y arquitectos. Ptah es mencionado a veces como una forma abstracta del Uno Creado por Sí Mismo, que ejecutó la creación a través de las acciones de su corazón (identificado con Her-wer) y su lengua (identificada con Djehuty), y quien situó todos los Neteru en sus lugares y dió a todas las cosas el aliento de vida. Sus poderes creativos se manifiestan en cada latido del corazón y en cada sonido.
Ptah fue considerado como el Antiguo Uno, que unía en su persona la entidad de Nun, el Océano Primordial, el aspecto masculino y Naunet, el aspecto femenino. El pueblo conocía a Ptah más íntimamente como “el escultor de la tierra” quién, a semejanza del dios Khnum, creó a todos los seres con un torno de alfarero.
Ptah (el griego Hefaistos), el herrero divino, por si mismo llega a ser el fuego primordial y le da a él su sustancia.
Ptah fué el dios principal de la antigua ciudad de Memphis. Él fué el Dios Creador que trajo todas las cosas a la existencia pensando en ellas con su mente y pronunciando sus nombres con su lengua. Él fué único entre los dioses de la creación egipcios debido a que sus métodos eran intelectuales, en lugar de físicos. Según los sacerdotes de Memphis, todo es resultado del trabajo del corazón y de la lengua de Ptah: los dioses nacen, se fundan los pueblos, y el orden se mantiene.
Dice el papiro Leiden: “La Enéada permanece reunida en tus miembros, tu imagen es todo dios que se une en tu cuerpo; surgiste el primero, inauguraste el comienzo.
En la comunidad de artesanos de Deir-el-Medina, cerca de Tebas Occidental, Ptah fue venerado especialmente. Se creía que él determinaba el destino individual de los artistas de allí. Los artesanos tallaron estelas dedicadas a su dios. A menudo se tallaron orejas en estas estelas para que Ptah tomara en consideración sus oraciones. De hecho, uno de los títulos de Ptah en Tebas fué, "la oreja que oye."
El Templo de Abu Simbel, en Nubia, está dedicado a la tríada Amón-Ra, Harmachis y Ptah. El templo está íntegramente esculpido en la roca viva. Penetrando en el corazón de la montaña se llega al santuario en el que tienen su morada esta tríada y Ramsés II, quién hizo construir el templo. Allí se realizaba el “milagro del sol”. Dos veces al año, el 21 de marzo y el 21 de septiembre, coincidiendo con los equinoccios de primavera y otoño, un rayo de sol atravesaba los 65 metros que separaban el santuario del exterior e inundaba de luz el hombro izquierdo de Amón-Ra. Unos minutos después el rayo cambiaba de sitio concentrándose sobre Harmachis. Allí permanecía unos 20 minutos para luego desaparecer; la luz nunca llegaba a rozar a Ptah, que es el dios de la oscuridad.
Ptah fue también llamado “Aquel que abre”. Su rol es el de abrir las puertas de la percepción entre aquello que conocemos y lo que desconocemos. Podemos invocar su presencia cada vez que abrimos una puerta hacia un lugar desconocido. Si bien su nombre ha sido a veces traducido como “puerta”, el no es una puerta como tal, sino el espacio entre – ya sean habitaciones, niveles de conciencia, o modos de ser.
Como un creador, Ptah es el Demiurgo, estando íntimamente conectado con las artes plásticas y especialmente con la arquitectura y el trabajo de la piedra, siendo patrono de los escultores, pintores, constructores y carpinteros, así como de todo aquel que efectúe creaciones con sus manos. El título del Alto Sacerdote de Ptah, “Maestro Constructor”, sería luego escogido por la organización fraternal occidental conocida mundialmente como Masonería.
Relato Memphita de la Creación
El relato metafísico de la Creación por Ptah, nos ha llegado gracias al Rey Shabaka (712-698 a.C.). En una visita al Templo de Ptah , Shabaka descubrió que su más sagrado rollo de papiro conteniendo la versión de la ascensión del dios Horus al trono de Egipto y el mito Memphita del dios creador comenzaba a ser devorado por gusanos. Entonces inmediatamente ordenó que la parte sin dañar del texto del papiro fuera esculpida en un bloque de granito negro. Lamentablemente ha llegado a nuestros días con algunos daños, debido a que, ya en tiempos más actuales, fue usada como piedra de molino.
El famoso Texto Shabaka (ap. 710 a.C.) enumera las ocho hipóstasis o cualidades de Ptah como los Neteru que han venido a la existencia en Ptah. Así Ptah encarna en sí mismo a los Ocho Primordiales, y entonces llega a ser Tatenen, “la tierra que se levanta”, una evocación de la colina primordial. El mismo texto continúa, “Aquél que se manifestó a sí mismo como corazón, que se manifestó a sí mismo como lengua, a semejanza de Atum, es Ptah, el muy antiguo, que dió vida a todos los Neteru”. El corazón y la lengua tienen poder sobre todos los otros miembros, dado que la lengua describe lo que el corazón concibe. De este modo Ptah recrea la Gran Enéada, y da lugar a todas las cualidades de las cosas, a través del Deseo de su corazón y la Palabra de su lengua.
Se ha dicho que la Eneada, que fue la “semilla y la mano de Atum”, llega a ser “las manos y labios de Ptah” y da nombre a cada cosa, llevándola a la existencia. Los Principios y cualidades Divinos (la Enéada) pueden ahora “entrar en todas las especies de cosas” – minerales, plantas, animales – y se hacen manifiestos a través de ellos. Este es claramente un relato de la Creación por la Palabra.
Ptah dio la vida a los otros dioses (incluyendo a Atum de Heliópolis) por medio de su corazón y de su lengua. La presencia de Ptah es universal en todos los dioses, todas las personas, todo el ganado, y también en todos los seres vivientes que se arrastran. La Enéada de Ptah son sus dientes y labios en su boca, de manera que pronunciando la identidad de todo, la potencia de su pronunciación es tal que toda la creación viene a la existencia. Todo aquello que los ojos ven, las orejas oyen, y la nariz respira va directamente al corazón y la conclusión alcanzada por el corazón es expresada entonces por la lengua. Así es cómo Ptah impulsó a todos los dioses a la existencia y como él se volvió Ta-tenen, “de quien toda vida emerge”. Habiendo ordenado el nacimiento de los dioses, Ptah creó para ellos ciudades, santuarios y ofrendas perpetuas.
A partir de este mito Ptah es visto como un principio de creación por el pensamiento amalgamado con la imagen física de Ta-tenen como la colina primordial. Es una síntesis completa de la mente y el mundo material. Conocida como la Doctrina del Logos, se encuentra un resonante eco de esta visión del cosmos formulada por los sacerdotes de Memphis en el Evangelio de San Juan (Cap. I, versos 1-4)
En el Principio fue el Verbo y el Verbo fue con Dios
Y el Verbo fue Dios
Lo mismo fue en el principio con Dios
Todas las cosas fueron hechas por Él;
y sin Él nada hubiera sido hecho
En Él fue la vida; y la vida fue la luz de los hombres.
Como el alto Dios de Memphis, él fue proclamado el maestro del destino. Es él quién imparte al mundo fenomenal el carácter de un orden establecido, válido para todo tiempo. En Abydos, en el templo de Seti I, él es llamado “aquél que ha creado a Maat”, es decir, el orden divino. Aquí reside su identidad especial con el rey que, en la visión egipcia, encarnó ese orden divino. Así como el dios creador gobierna como rey en un sentido cósmico, su hijo, el faraón, se establece en la tierra para gobernar la humanidad.
Su parentesco sirve conectar los dos reinos y santificar la tierra de Egipto sobre la que el faraón gobierna.
La Tríada de Memphis
La tríada de Memphis consistió en el dios arquitecto universal, Ptah, el patrono de los constructores, su consorte Sekhmet, la de cabeza de león, Señora de la Guerra, y Nefertum, su hijo, señor de la juventud y de la renovación, que también era un dios sanador. Fué venerado en Memphis desde los tiempos dinásticos más tempranos (c.3100 a.C.), Ptah era visto como el creador del universo en la cosmología de Memphis. Él formó los cuerpos en los que moraban las almas de los hombres en la vida eterna. Otras versiones del mito señalan que él trabajó bajo los órdenes de Thoth, creando los cielos y la tierra según las especificaciones de Thoth.
Ptah, junto con Sekhmet, la imponente leona, cuyo nombre significa “la poderosa”, y Nefertum, “la realización de Atum”, constituyen la primera tríada causal.
Los atributos de Ptah

Ankh

La llave de la vida. Su signo jeroglífico significa vida (´nh) y es un símbolo que apunta a la divina y eterna existencia. Símbolo antiquísimo semejante al Lazo de Shiva y al Quincunce de Teotihuacan. Representa una figura humana, con un pié doble, una extensión horizontal cruciforme y un círculo o triángulo en la parte superior que simboliza la reversión eterna de todas las cosas, el universo unificado en la circulación continua. También se lo menciona como un nudo mágico o un cordel de sandalia. Aparece en las manos de los Dioses como un símbolo de Vida Eterna y como “llave de los misterios de la naturaleza, tal como el hombre, microcosmos, es la llave del macrocosmos. También suele aparecer en las manos de los Dioses frente a la nariz del rey, otorgándole el “aliento de vida”, o cuando chorros de agua en forma de Ankh fluyen sobre el rey durante la purificación ritual. Como símbolo de la imperecedera fuerza vital fue representada en las paredes de templos y en estelas. Solía pintarse en bajos y altos relieves como el centro de un motivo ornado por báculos de Anubis y navegando sobre la Barca Solar. También se la encuentra moldeada en bronce y metales preciosos para ser usada como dije sobre el pecho. Fue también llamada Cruz Ansata, formando parte del simbolismo de la Iglesia Copta por su forma cruciforme. Su modificación es la Tau, en donde falta la parte curva superior y que representa el Árbol de la Vida y la Balanza de la Justicia.
Cetro Was
Cetro consistente de un eje recto con un remate superior en forma de cabeza de halcón, según algunos o de animal canino, de perro o zorro, según otros, y con la parte inferior terminado en forma de dos puntas o dientes.
Aparece en la mano de varios dioses como símbolo de bienestar y de alegría.
Durante el Reino Medio estos cetros fueron colocados en tumbas para asegurar la prosperidad divina.
Como motivo muy difundido en todos los tiempos aparecen dos cetros Was encuadrando un área que contiene imágenes o inscripciones, soportando el signo del “cielo” en sus cabezas.
También habría sido usado como gnomon, representando la divina medición del tiempo.
El cetro Was decorado con una cinta y una pluma fue el emblema del nomo Tebano, llevando el nombre de Waset.

Pilar Djed

El pilar Djed es de origen prehistórico. Sería la representación de un árbol sin hojas o de un mástil o poste con incisiones en él. También se lo describe como símbolo cruciforme, con por lo menos tres barras cruzadas, aunque generalmente aparece coronado con cuatro capiteles, símbolo de los cuatro elementos, los cuatro mundos y en conjunto las seis direcciones del espacio.
Formaba parte de los ritos de fertilidad, en los que era preservada la energía del grano, dado que era un símbolo de poder.
También es un símbolo de la verticalidad y estabilidad del eje del mundo, de donde procede la vida. En el Reino Antiguo, en Memphis, había algunos sacerdotes del “noble djed”, y Ptah, su dios principal también recibía ese apelativo.
El ritual de “levantar el pilar djed” tuvo comienzo en Memphis; el rey mismo lo desempeñaba por medio de poleas y con la asistencia de los sacerdotes. Este acto simbólico era propiciatorio de la estabilidad del reinado.
Luego que Ptah fue analogado con Sokar y luego con Osiris, el pilar djed se convirtió en símbolo de Osiris en el Nuevo Imperio. En el Libro de la Oculta Morada se dice que representaba la columna vertebral de Osiris, y ciertas representaciones lo muestran con brazos humanos portando atributos reales.
La elevación del pilar djed simbolizó la resurrección y la victoria de Osiris sobre su oponente Seth.

Bibliografía

Hart, George. Egyptian Myths.
Lamy, Lucie. Egyptian Mysteries.
Lurker, Manfred. The Gods and symbols of Ancient Egypt.
Shaw, Ian y Nicholson, Paul. British Museum dictionary of Ancient Egypt.
Rundle Clark, M.T. Myth and Symbol in Ancient Egypt.
Beltz, Walter. Los mitos egipcios.